El referente de Tailandia, donde han proliferado los espectáculos, los santuarios, y una infinidad de propuestas en torno al elefante, ha supuesto que comience a ponerse de moda en Camboya.
Tiene sentido encontrar elefantes en Camboya, ya que ha estado presente en la historia de Camboya desde sus orígenes hasta nuestros días. Sin embargo el uso y la explotación de esta especie siempre ha estado sujeta a dilemas éticos, denuncias de maltratos, y un sinfín de críticas por parte de una sociedad cada vez más sensibilizada.

Durante milenios, los elefantes asiáticos formaron parte fundamental en el desarrollo y expansión de la cultura Khmer en Camboya y en el Sudeste de Asia. Además, los elefantes tuvieron un papel esencial en la cultura, la religión, las campañas bélicas, el desarrollo de la agricultura y obra pública, y sobre todo en la construcción de los extraordinarios Templos de Angkor. Los historiadores estiman que solamente en la construcción del majestuoso templo de Angkor Wat se utilizaron más de 6.000 elefantes.

2. Situación actual y conservación
Actualmente se estima que hay entre 400 y 600 elefantes en Camboya, de los cuales 75 viven en cautiverio. Su población se concentra principalmente en las Montañas Cardamomo en el suroeste de Camboya y las llanuras orientales de la provincia de Mondulkiri. En el año 2005 la Organización Fauna & Flora International creó el Grupo de Conservación de Elefantes de Camboya para garantizar la supervivencia del elefante asiático en Camboya estabilizando y aumentando su población en todo el país. En este grupo lo componen el Ministerio de Medio Ambiente, la Administración Forestal y varias organizaciones no gubernamentales con el fin de representar y coordinar los esfuerzos de todos los agentes implicados en la gestión de la vida silvestre. Fauna & Flora International aporta apoyo técnico y contribuye en el esfuerzo de recaudación de fondos.
Entre sus líneas de acción destacan:
- El trabajo con las comunidades forestales para reducir el conflicto entre humanos y elefantes y encontrar vías de coexistencia.
- Aumentar la capacidad de monitorización y de gestión del gobierno, recolectando información vital a través de cámaras trampa, estudios de población genética, mapeo de hábitats y amenazas y desarrollo de planes de cooperación con otros países que comparten el área de distribución de elefantes.
Al igual que ocurre en todo el mundo, el comercio ilegal de animales salvajes supone la principal amenaza de la especie, no solo en actividades destinadas a la caza de elefantes para obtención de marfil, sino como consecuencia de caer presa de trampas de alambre colocadas en el bosque para capturar cerdos salvajes y ciervos.

3.Cómo promover un trato ético y responsable
Los elefantes asiáticos domesticados son criaturas amables y de buen corazón que en muchas ocasiones han sufrido la explotación y el maltrato a manos de sus dueños en el pasado. El destino turístico más popular de Camboya, Los Templos de Angkor, solía ofrecer paseos en elefante en el área de la ciudadela amurallada de Angkor Thom, pero han sido prohibido recientemente.
Los tiempos están cambiando y en general la vida de muchos elefantes en Camboya ha mejorado bastante, pero aún queda mucho trabajo por hacer.
Desconfía de los lugares donde dejan montar a los elefantes.
Montar en elefante es una práctica que tiene consecuencias nefastas a largo plazo sobre la salud de éstos hermosos animales. Agregar peso adicional directamente en sus espaldas causa deformaciones, sin mencionar que resulta agotador bajo el rigor de las temperaturas tropicales.

A pesar de los esfuerzos conservacionistas de los últimos años, todavía hoy los encuentros con elefantes en Camboya siguen sin estar regulados. Se pueden encontrar lugares donde se ofrece la monta e interacciones forzosas. Además se incentiva actividades intrusivas y que van en contra de su comportamiento natural. Esto es angustioso no sólo para el elefante sino para cualquier entusiasta de la vida silvestre que entienda lo que realmente está sucediendo.

¿Santuarios de elefantes o del dinero?
También debemos ser cautos con la oferta de muchos operadores turísticos, los cuales promueven lo que denominan “paseos éticos en elefante”. Aunque el trato sea mejor que el acostumbrado en otras épocas y lugares de Camboya, lo cierto es que los estándares son muy bajos y el bienestar de los animales está supeditado al interés comercial.
Los elefantes en Camboya no deben considerarse una atracción turística, sino una especie nativa que podemos disfrutar y observar, tal como haríamos si nos encontráramos en África.

4.Santuarios donde ver elefantes en Camboya
A continuación, mostramos un breve listado de lugares donde podemos tener un encuentro ético con elefantes asiáticos en Camboya. En todos los casos hablamos de santuarios de elefantes:
Los dos primeros santuarios están ubicados en la región de Mondulkiri, y aunque el número de elefantes varía, ambos proyectos ofrecen básicamente la misma experiencia. Puedes ver elefantes de cerca en su hábitat natural, además de entender por qué están aquí y su impacto y relación con la comunidad local a lo largo de la historia.
El Kulen Elephant Forest se encuentra unicado en la provincia de Siem Reap, muy cerca de Los Templos de Angkor. Durante 22 años, los elefantes de este santuario llevaron a miles de turistas a sus espaldas en el Parque Arqueológico de Los Templos de Angkor. Hoy deambulan libres en 450 héctareas de hábitat natural y los turistas que vienen simplemente los acompañan en sus rutinas diarias de comida, paseos y chapuzones.

La difícil convivencia entre elefantes y humanos
Casi todos los elefantes que viven en los santuarios mencionados alguna vez fueron elefantes cautivos. Los mas afortunados fueron liberados y «jubilados» para disfrutar de sus últimos años de vida bajo los cuidados de voluntarios y personas de la comunidad local.
Ocasionalmente los animales se salen de la demarcación del santuario hacia granjas y cultivos, produciendo destrozos en las producciones. Comprensiblemente, los granjeros e indígenas se enfadan y, en general, hay que pagar una tarifa correspondiente a la parte de la cosecha arruinada.